Pino negro, el rebelde sin causa
A mi vivero llegan muchos árboles, algunas veces son bonsáis que llevan mucho tiempo sin trasplantar y sin recibir los cuidados que se merecen, parece que nadie los quiere y que viajan de un vivero a otro esperando una oportunidad.
Algunos, están mal plantados, no se han pinzado ni podado durante años y por tanto presentan hojas muy largas y ramificación muy basta.
Es el caso de este Pinus Thunbergii, que yo mismo llegué a considerar como el patito feo del vivero. Por su tronco cilíndrico en la base y carencia de movimiento en un tronco sin curvas interesantes, formado por un arco y una recta.
Pero ¡Que equivocado estaba!
Tuvo que venir Jose Luis para sacarme de mi error.
Jose Luis, visita de vez en cuando Irun bonsái, y tiene un criterio y un gusto excelentes para valorar bonsáis. Su larga experiencia en el bonsái le ha ayudado a hacerse con unos excelentes ejemplares. Fue él quien se enamoró de este pino y quien me abrió los ojos.
Enseguida descubrió su excelente alma de bunjin y me pidió que cambiáramos la inclinación.
Entre los dos fuimos descubriendo poco a poco “otro árbol”.
El proceso, os lo muestro en las siguientes secuencias.
Creo que este trabajo es buen ejemplo de la importancia que tiene la posición de plantado.
Vemos en estas dos imágenes, de que manera puede cambiar la linea del tronco según la inclinación que le demos.
La de la izquierda es verdaderamente fluida, como un trazo de pincel. Un dibujo más atrevido.
La de la derecha es más sutil.
Al final él decide.
El Remodelado
Enseguida comienza el trabajo de eliminar ramas innecesarias.
Jose Luís elimina gruesas ramas y acorta otras, vamos eligiéndolas cuidadosamente antes de alambrar.
Algunos extremos de ramas se convertirán en jin.
Esta gubia, es una buena herramienta para hacer jin.
J.L quiere adornar el tronco con multitud de jin. Le gusta que sean un poco largos.
Esto expresa su personalidad.
Esta gruesa rama que eliminamos convirtiendo en jin, está demasiado cerca de la principal y resta movimiento al árbol.
He comenzado a alambrar, vemos las ramas bajas eliminadas y convertidas en suntuosos jin.
La primera era muy frontal y baja. Ahora la primera rama será una trasera.
Seguimos eliminando ramitas, mientras alambramos. Jose Luis sigue trabajando los jin.
A veces el mundo más fiero se deja domar por la propia naturaleza, entonces surge el verdadero espíritu del bunjin. Es un espíritu de disconformidad. Casi podríamos hablar de árbol protesta.Y su propietario es el letrado.
Durante el proceso de alambrado.
Vemos ahora que la sashi-eda está en segundo lugar y que el tachiagari es el adecuado.
El trasplante
Desde luego Jose Luis sabe lo que quiere y enseguida encuentra 3 bonitas macetas Yixing que aquí probamos.
La verdad es que las tres le sientan muy bien.
La primera por la izquierda puede parecer no muy apta para bunjin , pero contraresta de maravilla el rápido movimiento ascendente del árbol.
Es elegante.
El cepellón era muy compacto, ya que no se había trasplantado en muchos años.
El trasplante era necesario, porque la tierra estaba demasiado compacta.
Quiso la suerte que por allí apareciera Manu, en ese mismo momento y nos prestara su inestimable colaboración.
Poco a poco y con cuidado vamos desenterrando las raices. Un trabajo a cuatro manos.
Cortamos raices largas y evitamos en todo momento que se sequen mientras trabajamos.
Ponemos especial cuidado en acertar con la posición de plantado y el ángulo adecuado.
Recordemos que esta era la idea que tuvo Jose Luis para transformar el árbol.
“Es un literati de puño, si, pueden ser de puño o de pluma. Son clasificaciones muy antiguas”, aserta Jose Luis.
Buscando la posición exacta.
Atamos el arbol con un alambre de aluminio de diámetro 2,5mm
Cortamos las raicillas que asoman a superficie.
“Entre las frías sombras de la noche,
un pino se alza victorioso,
aguardando el amanecer.”
Foto tomada al año siguiente, tras quitar agujas viejas.